En el contexto actual del embalaje industrial, donde confluyen la presión normativa, la exigencia del mercado y los compromisos de sostenibilidad, las tecnologías de envasado han dejado de ser una simple cuestión técnica para convertirse en una decisión estratégica. Entre las múltiples opciones disponibles, dos sistemas destacan por su implantación y funcionalidad: el Flow Pack y el termoformado de plástico.
Ambas soluciones responden a necesidades distintas y han demostrado su eficacia en sectores clave. Sin embargo, la evolución de los procesos, los materiales y las expectativas regulatorias están inclinando cada vez más la balanza hacia el Flow Pack. Esta tendencia no responde únicamente a modas o a un cambio puntual en la industria, sino que está respaldada por motivos estructurales: sostenibilidad real, eficiencia operativa, reducción de costes y una mayor versatilidad para adaptarse a productos y formatos diversos
Comparativa entre Flow Pack y termoformado de plástico
El Flow Pack y el termoformado representan dos enfoques muy diferentes a la hora de concebir el embalaje industrial. No se trata solo de métodos técnicos, sino de formas opuestas de abordar la protección, presentación y logística del producto.
En primer lugar, el Flow Pack propone una lógica más ágil y flexible. En lugar de partir de un molde, el producto se envuelve directamente en un film flexible —en muchas ocasiones reciclable, compostable o de base monomaterial— mediante un sistema de sellado horizontal que crea un envase compacto y ligero. Este sistema permite una alta cadencia de producción, con menor consumo de material y mejor aprovechamiento del espacio.
En cambio, el termoformado se basa en el uso de láminas plásticas rígidas, que se calientan y moldean para crear cavidades con forma, adaptadas al producto. Posteriormente, se sella con una tapa o film superior, conformando un envase resistente, estructurado y con buena presencia en lineales. Es una solución habitual para el embalaje de frutas y verduras, alimentos frescos, carnes, embutidos y productos que necesitan atmósfera modificada o una presentación firme y apilable.
Ambos métodos responden a necesidades distintas, pero en el actual contexto de optimización de recursos, sostenibilidad y eficiencia, el embalaje flexible del Flow Pack está demostrando ser una alternativa más alineada con los retos del presente y del futuro.
Embalajes sostenibles
Hace unos años, hablar de sostenibilidad en packaging era un «plus». Hoy es una obligación. Normativas europeas cada vez más estrictas, cadenas de suministro más conscientes y consumidores mejor informados están impulsando un cambio real. En este sentido, el Flow Pack ofrece ventajas muy claras:
- Requiere menos material por unidad de envase, lo que reduce el uso de plástico desde el origen.
- Permite trabajar con films reciclables, compostables y monomateriales, lo que facilita el reciclaje y cumple con los nuevos estándares medioambientales.
- Su peso más ligero reduce la huella de carbono en el transporte.
En cambio, el termoformado tradicional —especialmente el que combina láminas multicapa o plásticos no reciclables— empieza a quedar desfasado. No solo es más costoso de producir, sino también más difícil de gestionar como residuo.
Agilidad, eficiencia y ahorro en envases
Por otra parte, una de las diferencias más relevantes entre el Flow Pack y el termoformado de plástico, radica en su versatilidad operativa y eficiencia en planta. El primero de ellos no requiere moldes específicos, lo que facilita ajustes rápidos en tamaño o formato y permite cambiar de producto en cuestión de minutos. Esto resulta ideal para líneas de producción con múltiples referencias o picos de demanda. En contraste, el termoformado es más rígido y dependiente de moldes, lo que implica tiempos muertos y ajustes complejos.
Desde el punto de vista económico, el Flow Pack reduce significativamente los costes al utilizar menos plástico por envase, consumir menos energía y optimizar el espacio de almacenamiento y transporte gracias a su formato flexible. Además, la velocidad de envasado suele ser mayor, impactando positivamente en la productividad y los márgenes.
Aunque el termoformado mantiene su lugar en productos que requieren una estructura rígida para una presentación más “ordenada” o apilable, los avances tecnológicos en films flexibles, impresión y combinaciones con soportes están minimizando esta ventaja.
En definitiva, para la mayoría de productos, el Flow Pack se posiciona como la opción más sostenible, rentable y eficiente, adaptándose mejor a los retos actuales del mercado.