Para las empresas y fábricas que cuentan con líneas de producción resulta imprescindible el uso de la flejadora eléctrica. Se trata de una máquina que cumple la función de estabilizar la carga, ayudando a que quede fijada al palé. Además, también sirve para embalar productos de una forma segura, práctica y económica.
¿Qué es una flejadora?
Una flejadora es una máquina de embalaje a través del sistema de flejado. Este tipo de embalaje proporciona seguridad extra y garantiza la firmeza de los productos y mercancías durante el proceso de transporte y almacenamiento. De esta manera no sufrirán daños y el cliente final los recibirá en perfectas condiciones.
A través del flejado, los bultos pueden ser fijados a los palés, lo cual sirve para compactar los paquetes y para optimizar la logística de almacenamiento, así como los procesos de carga y descarga. Evitar accidentes no solo asegura la integridad de los productos, sino que también ahorra tiempo, lo cual se traduce en mayores beneficios para el negocio. La máquina flejadora realiza el trabajo de manera eficiente, pues en solo un ciclo puede compactar y atar la carga con el fleje.
Este tipo de embalaje se lleva a cabo utilizando un elemento principal llamado fleje, que es una cinta de diferentes materiales que se coloca alrededor de los bultos para atarlos, sujetarlos y unirlos entre sí. Existen diferentes tipos de flejes de materiales muy resistentes: flejes de polipropileno (PP), flejes PET, metálicos y textiles.
El material escogido para los flejes dependerá del tipo de carga que necesitemos flejar. Es recomendable contactar con un fabricante de fleje que nos ayude a decidir qué tipo nos conviene para embalar nuestros productos.
Estas máquinas se ubican al final de una línea de producción para asegurar la carga y su transporte. Por tanto, es imprescindible para todos aquellos negocios que se encargan de realizar procesos de producción o distribución de mercancías.
¿Qué sectores de la industria utilizan flejadoras?
Una flejadora es una máquina muy importante para un gran número de industrias: empresas que se encarguen de la producción y fabricación de productos, distribución de materias primas, de materiales o de productos para el consumidor final, envíos y logística… En resumen, un amplio abanico de compañías que abarcan los sectores de alimentación, cosmética, textiles, madera, construcción, automotriz, papel, entre muchos otros.
No todas las máquinas flejadoras son iguales, ya que deben adaptarse a las características de cada tipo de producto. Así, cada flejadora necesitará de un cabezal que se adapte a las dimensiones y a las características de la mercancía a embalar.
De esta forma, el producto queda perfectamente embalado, con la tensión necesaria y adecuada para proteger la carga sin dañarla. Es por ello que antes de adquirir o alquilar una flejadora, debemos cerciorarnos de que el cabezal se adapta a lo que necesitamos.
La flejadora eléctrica
Existen diferentes tipos de flejadoras en el mercado, cada una con sus características particulares en cuanto al tamaño y al tipo de carga. Cuando hablamos de producciones pequeñas, la flejadora manual es la indicada para realizar el trabajo. Sin embargo, cuando se trata de un volumen mayor y constante de producción, lo más recomendable es contar con una flejadora eléctrica.
Este tipo de maquinaria permite realizar el ciclo del flejado con una mínima intervención por parte de los operarios. La flejadora eléctrica realiza el embalaje sin necesidad de mover el producto. El cabezal de esta máquina se encarga de lanzar el fleje, tensarlo, soldarlo y finalmente cortarlo.
Para una línea de producción el factor tiempo es muy importante. Si la empresa es capaz de realizar el trabajo en el menor tiempo posible, estará aumentando su producción y con ello sus beneficios. Por eso, es necesario utilizar máquinas que nos faciliten cada proceso y que lo realicen con la mayor rapidez posible.
Una de las características de esta máquina es que es compatible con dos tipos de fleje: flejes de polipropileno (PP) y flejes PET, por lo que se adapta a diferentes tipos de mercancía, por ejemplo, del sector papel, construcción, alimentación o cosmética, entre otros.
Usos de la flejadora eléctrica
Se trata de una máquina que puede utilizarse en diferentes ciclos del proceso de embalaje. Durante el ciclo del envío y transporte es muy empleada para sellar paquetes, cajas de cartón o contenedores.
Por otra parte, durante la etapa de logística y almacenaje es necesaria para precintar, agrupar y compactar la carga, de manera que facilita la manipulación y el manejo de los palés, así como la carga y descarga en los almacenes.
Beneficios del sistema de flejado
Entre los múltiples beneficios de realizar un embalaje con el sistema de flejado podemos mencionar que es una manera muy rápida de realizar el embalaje. También es muy seguro, y funciona para todo tipo de cargas sin importar sus dimensiones, su volumen o su peso.
A través del uso de una flejadora eléctrica optimizamos el tiempo de embalaje, lo que aumentará los beneficios de nuestra empresa. Además, una mercancía flejada es garantía de que los productos serán transportados y recibidos en perfectas condiciones, lo que nos evitará disgustos y dejará muy satisfechos a nuestros clientes.
En cuanto a los riesgos laborales, una máquina flejadora reduce el riesgo de nuestros empleados de sufrir accidentes, ya que son bastante seguras: el fleje es un tipo de embalaje que presenta un bajo nivel de riesgos. Todo esto proporciona tranquilidad a los empleados y por tanto a los empresarios.
Otra ventaja de una flejadora es que se puede embalar con ella casi cualquier tipo de carga, optimizando así el proceso. Una flejadora eléctrica además nos garantiza que el embalaje sea el ideal, ya que se encarga de aplicar la tensión exacta para cada tipo de mercancía.
Las flejadoras pueden adaptarse a varios tipos de productos. Nos ahorrarán mucho dinero porque disminuyen mucho el riesgo de rotura de los paquetes y por tanto pérdidas o daños en la mercancía transportada. Por todo ello, el uso de la flejadora eléctrica es necesario para las líneas de producción y los procesos de transporte.