El packaging sostenible ha sido denominado de especial relevancia en la Agenda 2030, marcada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en el año 2015. Se compone de 17 objetivos y 169 metas. Todas ellas son de cumplimiento indispensable para el correcto desarrollo y supervivencia de la raza humana y otras especies, en los contextos medioambiental, social, económico y cultural a nivel mundial.
Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos actualmente es la masiva producción de plásticos, que cumplen la función de embalajes de todo tipo de productos y que tienen una vida útil muy corta. Sin embargo, su eliminación total como desecho es prácticamente imposible debido, a su composición. Su transformación en microplásticos es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad: ¿cómo combatir los desperdicios generados por más de ocho mil millones de seres humanos?
Entre las medidas más destacadas en el contexto del reciclaje y los desechos, podemos encontrar algunas de suma importancia y necesaria aplicación de inmediato. Estas no se basan en alternativas circunstanciales, sino que están orientadas a un cambio de hábitos que debe resultar ineludible desde el momento en el que se obtiene consciencia sobre la problemática.
Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos
Es una necesidad ética respecto a la sobreproducción a la que se somete al planeta, así como a la descompensación de la riqueza a nivel geopolítico. Es una de las medidas propuestas por la ONU con más relevancia social, dado el panorama presente, sobre todo en los países en vías de desarrollo.
La gestión ecológica de los productos químicos
Otro de los muros contra los que las grandes industrias se enfrentan son los vertidos al mar. Estos suelen ser a causa de la inconmensurable cantidad de tóxicos que son vertidos sin filtraciones, en muchas ocasiones, directamente a nuestras aguas.
Tratados como vertederos públicos, los océanos se contaminan gradualmente y los vertidos no desaparecen: se transforman, y lo hacen dentro de los organismos marinos que posteriormente son consumidos de nuevo, ocasionando un problema de salud sistemático del que es prácticamente imposible escapar.
Los plásticos de un solo uso: el origen de un gran problema
Otro frente abierto es el de los breves ciclos de vida útil de ciertos materiales utilizados como embalajes que, en la mayoría de las ocasiones, son totalmente prescindibles (como el caso de las frutas) o sustituibles por alternativas biodegradables. Actualmente, en el mercado se pueden encontrar porciones de fruta ya pelada envueltas en plástico en bandejas de poliuretano.
Se generan plásticos cuya funcionalidad consta de una esperanza de vida extremadamente corta, lo cual motiva que su producción sea masiva y totalmente inasumible a medio y largo plazo. Un ejemplo de estos productos son los guantes de un solo uso vistos en supermercados, o las propias bolsas de plástico para albergar frutas y verduras, en lugar del fomento de envases de tela.
El reciclaje y las alternativas para sustituir el plástico
El reciclaje ya no es una opción, sino una obligación moral de los ciudadanos y los fabricantes. Las administraciones deberán implicarse activamente en la educación desde las edades más cortas acerca de este hábito.
Sin embargo, la ONU no solo apunta al reciclaje sistemático como medida a alcanzar para la Agenda 2030, sino que pone la mira directamente en la producción de los artículos contaminantes y la cantidad de desechos que generan. En este grupo se encuentran todos los plásticos y, por tanto, una inmensa mayoría de los envoltorios y artículos del día a día que prácticamente todas las personas tienen en sus hogares o lugares de trabajo.
Los plásticos son un ejército contra el que luchar en pleno 2020 se está volviendo prácticamente imposible. Está presente en todos los formatos, tamaños, colores y tipos de uso; desde las pantallas de nuestros ordenadores hasta piezas de nuestros coches, pasando por todo el sector alimentario que hace uso de él como medida de aislamiento.
¿Papel o plástico?
El objetivo a nivel mundial por parte de la ONU es, desde luego, sustituir el plástico por otros materiales biodegradables que contribuyan a la conservación de los productos que contengan en su interior, lo cual es la finalidad del propio embalaje.
Un packaging ecológico como medida universal para todos los casos es una solución fácil, rápida y más que recomendable.
Las seis “erres” del packaging sostenible
En una reciente conferencia, el profesor Markus Schmid resumió en 6 puntos esenciales las cualidades que todo embalaje debería tener para poder considerarse medioambientalmente respetuoso. Estas se resumen en: remover (eliminar), reducir, renovar, reciclar, reusar y reparar.
En Deal II, estamos comprometidos con la situación medioambiental y, por ello, aconsejamos a nuestros clientes cambiar el embalaje de plástico por el fajado. Dado que el consumidor está cada vez más comprometido con esta causa y los supermercados y otros establecimientos se están implicando en la misma, el fajado es una solución de embalaje a considerar. Se trata de la asunción de una responsabilidad medioambiental sin acceder a una reducción en la cuota de mercado.
Apostar por el fajado ecológico es una decisión inteligente en todos los sentidos: social, medioambiental y económicamente.
Actualmente, una buena parte del comercio se centra en el envío y recepción de paquetes por mensajería. Todos estos paquetes requieren de un embalaje que debe proteger el producto sin renunciar a una presencia que infunda una buena impresión al cliente. De ahí, la importancia del fajado en el comercio electrónico.
Un buen fajado permite no solo la comercialización de un producto ecosostenible, sino la adhesión del mensaje que la empresa quiera transmitir o el propio logo en la primera plana. No es necesaria la utilización de plásticos para el fijado del mensaje, por lo que las posibilidades de reutilización y biodegradación del producto se elevan hasta el 100 %.
Sin duda alguna, la conciencia medioambiental pasa por cada uno de los aspectos del desarrollo de la vida en sociedad, comenzando por las acciones personales de cada individuo y terminando por la producción a escala masiva de los productos que se consumen. Las empresas adquieren un papel fundamental para el planeta y los consumidores, transformando sus decisiones de hoy en realidades del mañana.