El desarrollo tecnológico ha favorecido la implantación de sistemas que facilitan la producción. Entre ellos, podemos destacar la automatización industrial. En la mayoría de procesos productivos, existen fases en las que se realizan tareas repetitivas y monótonas. Unas faenas que pueden resultar tediosas para los trabajadores, pero que no presentan ninguna complicación para las máquinas.
Ante esta situación, en los dos últimos siglos se han ido implantando técnicas que han aumentado la productividad, al mismo tiempo que las personas se encargaban de la dirección y la supervisión de los procedimientos. Actualmente, los ámbitos del diseño industrial y las tecnologías de la información y la comunicación han avanzado de manera que cada vez las empresas cuentan con más recursos en cada etapa de la producción.
Esto podemos aplicarlo en cualquier sector, desde el alimentario hasta el manufacturero o los dedicados a la distribución y la logística.
¿Qué es la automatización industrial y cómo funciona?
La automatización de los procesos industriales conlleva que las máquinas se encarguen de las partes del trabajo más costosas a nivel de esfuerzo. Proceden de forma continuada y repetida y así pueden ofrecer unos resultados homogéneos. Eso nos aporta un gran número de ventajas productivas, ya que, al igualar el producto resultante, se mejora la calidad. Y, al aprovechar la velocidad y la operatividad de la maquinaria, también ahorramos tiempo y costes.
Al mismo tiempo, los operarios dejan de realizar tareas monótonas que pueden producir efectos perjudiciales, como, por ejemplo, la pérdida de concentración al llevar a cabo el mismo procedimiento durante un tiempo prolongado. Con la automatización, son las máquinas las que ejecutan la parte más tediosa. De este modo, limitamos la exposición de las personas a los productos y objetos durante la fase de producción, con lo que aumentamos la seguridad y evitamos accidentes.
Funciones de los operarios
Los operarios pueden reservar su conocimiento y experiencia para dedicarlo a las funciones de mantenimiento, control y supervisión del proceso. De esta manera, también fomentamos el establecimiento de puestos de trabajo con una formación especializada.
Ante una necesidad de producción, podemos programar la inteligencia artificial que dirige los dispositivos según las indicaciones necesarias en cada momento, corregirla en el caso de que se detecte algún imprevisto y establecer unas órdenes de forma que las ejecute de una manera sistemática y continuada.
Para su mantenimiento, necesitamos que disponga de la suficiente materia prima y que los dispositivos estén en buen estado, sin desperfectos y funcionen dentro de los parámetros adecuados. Para evitar futuros problemas y paradas en el trabajo, el personal cualificado debe detectar indicios sobre los que actuar con previsión. De esta forma, con la combinación de las líneas de producción automatizadas y la supervisión de personal profesional, optimizaremos el rendimiento.
Al garantizar una calidad estandarizada y la mejora de los tiempos de producción, favorecemos la productividad de las empresas y una mayor competitividad. Aspectos que atraen y fidelizan al cliente final que busca resultados que cumplan sus expectativas.
Ventajas de automatizar los acabados
Podemos aplicar la automatización industrial a todas las etapas del proceso productivo. Entre ellas, hemos de destacar el acabado, ya que es una fase que se repite en todos los sectores y que suele estar al margen de las funciones propias de cada empresa. En esta parte final, incluimos los procedimientos para proteger y presentar la mercancía.
Aquí entran aspectos como el envasado y el embalaje. Estos factores poseen un alto grado de importancia en la presentación de un producto. Por un lado, hemos de valorar las cuestiones estéticas del envoltorio que, desde el punto de vista del marketing, se estudian para que resulte más atractivo para el consumidor.
Por otra parte, también es fundamental la seguridad, con lo que será determinante el nivel de resistencia del envase, además de otros elementos protectores, como el relleno o los cierres.
Por último, el embalaje responde a las necesidades de almacenamiento y de transporte. Hay varios aspectos que hemos de tener en cuenta, como si es un producto perecedero, si tiene que ser paletizado, el tiempo que está previsto que esté almacenado o si tendrá que permanecer al aire libre o siempre a cubierto. Para estos procesos de acabado, tenemos a nuestra disposición dispositivos con los que automatizar los trabajos.
Maquinaria de embalaje para automatizar tu empresa
Sellado con precintadoras y envolvedoras orbitales
Podemos realizar el aislamiento del producto y su envoltorio respecto al exterior con diversos elementos. Entre ellos, destacan las precintadoras, las cuales facilitan el cierre de las cajas y otros envases de una forma rápida y sencilla. Por este motivo, se ha convertido en una técnica ampliamente utilizada. Para ofrecer un servicio más personalizado, podemos emplear un diseño de precinto adhesivo adaptado a cada cliente.
Por su parte, las envolvedoras orbitales ofrecen un servicio rápido para cubrir de forma automática los recipientes con una lámina protectora. Al envolver las cajas, estas se aíslan del exterior ante las posibles inclemencias que se puedan dar. La técnica del fleje también se aplica a la paletización para mantener firme y sujeta la mercancía, con lo que facilitamos la seguridad durante el transporte.
Protección con retractiladoras
La retractiladora presenta una función de embalaje concreta: envuelve el producto con un film termoplástico que se adapta y se fija según volumen del artículo. Así, se produce un vacío con el que eliminamos el aire alrededor del producto y creamos una atmósfera protectora en el envase. Por eso, es una opción que interesa a la industria alimentaria (conservas, pescados, carnes, verduras, platos preparados y precocinados, etcétera).
Para llevar a cabo el mantenimiento de una retractiladora, es conveniente que estemos atentos a la limpieza de los posibles restos que el film pueda dejar y al estado de las partes que puedan tener un mayor desgaste, como la pieza de resistencia y las láminas de teflón.
En conclusión, estos son los elementos que podemos adquirir para conseguir una automatización industrial de las líneas de producción. Recomendamos contar con los servicios de una empresa especializada con la que externalizar este servicio para obtener las soluciones adecuadas según las necesidades de cada caso.